El es todo lo que yo siempre he deseado, de hecho, es todo
lo que cualquier chica desearía tener.
El es sencillo, caballeroso, amable, sensible, comprensivo,
tolerante, lindo, amistoso, gracioso…
Y un sinfín de cosas más, sin omitir que es increíblemente
guapo, con un rostro que pareciese tallado por los propios ángeles, con unos
ojos miel que fácilmente se confundirían con las estrellas, con un cabello casi
dorado como el oro, una piel aterciopelada y blanca como la nieve
Y sin duda con el
mejor corazón del mundo.
El es todo esto y mucho más, harían falta más que palabras
para describir todo lo maravilloso que es él y todo lo que me hace sentir.
El seria casi perfecto, pero solo había un problema… el
solo tenía ojos para Ella.
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Una helada ráfaga de viento entra en mi habitación, veloz y
violenta sacude las cortinas, y es cuando recuerdo el clima de Stratford, tan
frio, lluvioso, nublado y a la vez tan acogedor.
Me levanto del suelo en donde ahora yacen esparcidos varios
papeles y libros, camino a paso lento hacia la ventana y la cierro. Las
cortinas están húmedas y el tenue color
lila que estas poseen, ahora parecen ser de un fuerte color morado, las recojo
a los lados y observo como el vidrio está totalmente empañado, lo limpio con el
dorso de mi mano y observo la lluvia repicotear sobre mi ventana, después observo
el cielo y por último, miro hacia su balcón y ahí se encuentra el, en la misma
situación y postura que yo hace unos minutos. Su rostro luce concentrado en el libro que sus manos
sujetan. Lo observo. Sus facciones son relajadas y todo el luce perfecto
sentado en el suelo con montones de papeles por todos lados. Lo observo solo un
poco más. Su mirada se desvía del libro y una de sus blancas manos se acerca al
borde de la hoja para darle la vuelta y volver a concentrarte en su lectura.
Me doy cuenta que las cortinas poco a poco recuperan su tono
lila, ahora con solo unas pequeñas manchas de un tono más oscuro. Las vuelvo a
colocar en su lugar, a manera de que estas cubran la ventana y su maravillosa
imagen. Me doy la vuelta y vuelvo a desplomarme en el hueco situado en el
suelo, en medio de todo el papelerío.
Tomo un libro que yace abierto encima del reguero y comienzo
a leer, sin duda su imagen seguía presente, distrayéndome de cualquier otra
posible idea. Miro la ventana. Vuelvo la vista al libro y me obligo a concentrarme. El último examen bimestral cuenta mucho para
una buena aceptación a alguna preparatoria decente, y ya que este era mi último
año, debía tener buenas notas.
Logro enfocar mi mente en la lectura. Química, menos mal que
la materia es de mi agrado y le entiendo. La luz comienza a ser más escasa
conforme pasa el tiempo, miro mi reloj de muñeca y confirmo con asombro que son
las 12:00 de la madrugada. Recojo los papeles y alisto mis útiles para el día
de mañana, me cambio mi ropa diaria por una cómoda pijama y programo el
despertador a las 6:00 am.
Entro en la cama y me tapo con las frazadas. Mi mente vuela
y pienso en el, nuevamente. Recuerdo sus ojos, su rostro, su sonrisa, su
voz…
Mis ojos se cierran poco a poco, y yo me pierdo en un sueño hermoso, en donde el
sueño eres tú.
El molesto sonido del despertador interrumpe mi lindo sueño.
Entonces recuerdo que hoy es el examen, doy un salto y estoy en pie. Me visto,
cepillo mis dientes y mi cabello, tomo mi bolso de la escuela y bajo corriendo
las escaleras. Enseguida noto una figura menuda en la cocina y me acerco.
-Hija… te vas ya? –
pregunta mi madre mientras me entrega mi desayuno.
-Sí, yo… quiero llegar rápido al instituto y repasar para el
examen -contesto mientras guardo mi desayuno en mi bolso-nos vemos luego.
-Está bien, suerte en
tu prueba -se acerca y besa mi mejilla, yo solo asiento y me dispongo a salir
de casa.
Tomo una chamarra del perchero ubicado al lado derecho de la
puerta y giro la perilla de esta misma, justo cuando tres golpes se escuchan en
esta, la abro completamente y me encuentro con una brillante sonrisa y unos cálidos
ojos miel. Y ahí estas él, mi amor, mi sueño y por desgracia solo mi mejor
amigo, Justin Bieber.
-Hola linda, nos vamos ya?, es solo que quisiera repasar un
poco antes del examen -se acerca y besa mi mejilla, mientras sus brazos me
envuelven en un cálido abrazo.
-Si, vamos yo también quiero repasar –murmuro aun envuelta
en tu abrazo. Se aparta para que
comencemos a caminar.
El clima es frio y nublado, algo típico de Canadá.
Caminamos en silencio, mientras yo lo observo.
Lleva puesto un pantalón negro a punto de caer de tus
caderas, como suele usarlos, una playera negra, una chamarra de cuero, una
bufanda, un gorro gris y sus supras morados. Llegamos pronto al instituto y nos
adentramos a nuestro salón, colgamos los abrigos y nos sentamos en una banca de
dos. Saca sus útiles y comienza a estudiar, imito sus actos.
La profesora de español entra al salón, eh inmediatamente
todos se sientan. Sierra su libro y levanta su vista mirando preocupado la
puerta de entrada, buscando algo, buscándola a Ella.
Una chica morena aparece en la entrada del salón.
-Lo siento profesora, se me ha hecho tarde –explica con una
sonrisa *encantadora*
-Tome asiento señorita Gómez y que no se repita mas por
favor –la chica asiente y camina hacia el único puesto vacio al final del
salón.
Justin la sigue con la mirada y una sonrisa se instala en
sus labios cuando ve que la chica le sonríe. Se miran.
Aparto la mirada y me preparo para otro día de tortura, otro
día de verlos juntos. Esa chica morena es Selena Gómez, la novia de mi mejor
amigo y la chica a la que más odio por tener todo lo que yo siempre desee. La
profesora comienza a dar la clase, pero estoy demasiado ocupada como para poner
atención.
Selena Gómez, ese
nombre se repite una y otra vez en mi cabeza. La chica perfecta según todos en
Stratford, la estudiante perfecta según los profesores, la chica popular según
todos los alumnos del instituto, la hija perfecta según mi madre y la novia
perfecta según Justin.
Ella lo tiene todo, es inteligente, adinerada, esbelta,
popular, con una familia y con lo que más amo
en esta vida, con El.
El timbre de cambio de modulo corta mis pensamientos, eso o
el chirrido de la silla de Justin al levantarse apresuradamente. Camina hacia
ella y la envuelve en sus brazos. Se lo
que se aproxima, haci que recojo mis útiles y salgo lo más rápido posible del
salón de español sin mirar atrás, me apresuro a llegar a mi siguiente clase.
Genial, educación física.
Había una vida peor que la mía? Yo creo que no.
Entre al gimnasio y me dirigí a los vestidores, y comencé a
cambiarme, enseguida entro ella y se sentó junto a mí. Saco su uniforme y me
miro.
-Hey, que pasa ____ no me has saludado, te sucede algo?
–dice mientras me mira y se coloca el uniforme- sabes que puedes confiar en mi
cierto? Dime que sucede?
-Si lo sé, y no me pasa nada –como decirle que ella es el
problema, como decirle que el problema es ella con él, como?.
-Segura? Te noto extraña –murmura preocupada y termina de
vestirte.
-Estoy bien, solo me duele un poco la cabeza-mentira.
La observo, el uniforme le queda genial,
sin duda tiene un cuerpo perfecto, sin mencionar su rostro y cabello.
-Bueno… vamos ay que salir –camina hacia el gimnasio y yo la
sigo.
Cuando llego a la clase, ella está con el, están juntos,
abrazados.
Miro a otro lado y hago lo que el maestro pide.
El resto del día continua triste…
Con el recordatorio de que él y ella están juntos y que el
tu y yo, jamás existiría.
El examen se me
dificulto o tal vez, fue por que olvide todo lo que estudie, por pensar en ti.
A la salida, ambos insistieron en que los acompañe a comer.
Por supuesto, rechazo la invitación y camino hacia mi casa,
el camino se me hace eterno y triste. Recordando como hace apenas un año el eras solo mío, como sus miradas,
sus sonrisas, sus abrazos y su tiempo los dedicaba a estar conmigo.
Recordé el día en que
me dijo que nadie ocuparía mi lugar y que yo siempre seria lo primero. Recordé, como
divertirnos significaba pasar la tarde en mi casa, viendo películas.
Recordé que él solía decir, que solo yo era la única persona que lo
entendía y que lograba sacarle una sonrisa.
Llegue a casa y subí a mi habitación. Mi mama trabajaba hasta
noche, por lo que como desde hace un
año, estaba sola. De nuevo.
Me senté en la cama y vi nuestra foto en el buro, lucíamos
felices y unidos.
Aun conservaba la foto, aunque él, la haya remplazado por una de ellos.
El era mi todo, mi luz, el único que lograba darle sentido a
mi vida. Jamás pensé que un día lo perdería, aunque en realidad nunca fue mío,
creí que el siempre estaría conmigo, solo para mí.
Y entonces llego Ella, arruinando todo, arruinando el lazo
que él y yo teníamos, arruinando mi vida, un poco más.
El me recordaba que siempre había un motivo para creer, un
motivo para sonreír, un motivo para seguir adelante, un motivo para tener
fuerzas y continuar con tu vida, nunca supe muy bien todo acerca de ese tema,
hasta que logre comprender que sus palabras eran ciertas, los motivos si
existían y yo tenía el mío, a Él.
Todos mis motivos para seguir y mi fuerza para continuar con
mi vida, se fueron con él, cuando decidió que ella era la chica con la que
debería estar.
Mis fuerzas y ganas se fueron con sus sonrisas, con sus
abrazos, con sus palabras, que ahora comprendo, que en realidad nunca me
pertenecieron, el jamás me vio como algo más que una amiga.
Cuando el decidió que era hora de marcharse de mi vida y
habitar en la de ella, fue cuando comencé a notar que lo había convertido en mi
todo y que sin él no era nada.
Por desgracia, Ella
se había entrometido cuando todo marchaba bien, pero a quien culpar, el sin
duda merecía lo mejor y una chica como ella representaba a la *perfección*, el
merecía algo grandioso, perfecto, como él, y sin duda, yo no lo era y nunca lo seria.
Mis lágrimas brotaron si cesar y me alegre de estar sola en
casa para que nadie pudiera verme.
El nublado clima de Stratford, parecía ir de la mano con mis
sentimientos.
Los minutos parecieron horas y las horas días,
transcurriendo lentamente, pero a la vez en una milésima de segundo.
Mi habitación se fue llenando poco a poco de un sombrío
color negro, iluminada solo por la luz de la luna, que en todas las anteriores
noches desde hace un tiempo, venía siendo mi única compañía.
Llore mucho esa tarde, comprendiendo que a veces, el amor no
siempre es correspondido.
Llore por él. Me
sentí tonta y devastada.
Era todo. Era tan
obvio que se amaban mucho, o al menos, que el estaba totalmente enamorado y que
no terminarían, lamentablemente, no tan
pronto como me gustaría.
Pensé en el, en sus ojos, su sonrisa, su voz…. En todo sobre
él.
Pensé en cuanto lo amaba, en cuanto lo necesitaba.
El se había convertido en el aire que me mantenía viva, en
la gravedad que me mantenía con los pies en la tierra. En todo.
Entonces obtuve exactamente
la repuesta de cómo describirlo.
El , sin duda alguna,
era casi
perfecto, solo habia un problema…. Ella.
FIN
Bueno espero les guste el One-Shot y pues avisen si quieren que subas mas cosas

